De entrada parece una receta un tanto extraña, pero cuando la probéis veréis lo rica que está, y lo rápida y fácil de hacer que es.

Ingredientes:



1 bolsa de croissants de supermercado (la mia tenia 15 unidades)
1 paquete de 15 lonchas de jamon york
1 paquete de 15 lonchas de queso
2 huevos

Preparación:



Encendemos el horno a 180ºC y dejamos que se vaya calentando mientras preparamos nuestra tarta.

Untamos bien un molde con aceite para que el pastel no se pegue.

Batimos los dos huevos, y empapamos en ellos unos cuantos croissants, suficientes para rellenar el fondo del molde. Si quedan huecos podemos partir un croissants en trocitos para ir rellenando.

Cubrimos los croissants con 3 capas de jamon york y presionamos bien para compactarlo todo.

Cubrimos el jamón york con 3 capas de queso, presionamos, y luego hacemos otra capa más de croissant, otra de jamón, otra de queso, y acabamos el pastel con una última capa de croissant.

Una vez rellenado todo el molde tiramos dentro el huevo que haya sobrado, intentando que quede lo más repartido posible.

Cubrimos el pastel con papel de horno, y ponemos algo que pese encima, para que quede bien prieto. Yo en casa he usado una fuente de pyrex, vosotros podéis usar lo que tengáis más a mano.

Metemos el molde con un peso en el horno durante 15 minutos. no hace falta más porque todo está cocinado, solo hace falta que cuaje el huevo para que los ingredientes mantengan su forma.



Dejamos enfriar el pastel y lo desenmoldamos. Lo cortamos en rebanadas y lo servimos frio. ¡Que aproveche!